En muy pocos años hemos pasado de utilizar la inteligencia artificial para resolver dudas sencillas —como localizar la capital de un país remoto— a dejarla participar en decisiones mucho más cotidianas: qué comprar, dónde hacerlo y cómo pagar. En ese contexto, Perplexity, conocida hasta ahora por su enfoque como buscador conversacional, da un giro estratégico clave y entra directamente en el terreno del comercio electrónico asistido por IA.
La plataforma incorpora ahora funciones de compra integradas, capaces de acompañar al usuario desde la búsqueda inicial hasta el pago final, sin salir de la interfaz de Perplexity. Es un paso que no solo refuerza su propuesta tecnológica, sino que también la posiciona en la creciente tendencia del ecommerce conversacional.
Un asistente de compras integrado en la experiencia conversacional
Perplexity ha anunciado un nuevo asistente de compras con IA que permite ir más allá de la simple consulta informativa. El usuario no solo recibe sugerencias de productos, sino que puede completar la compra directamente desde la plataforma.
La novedad se apoya en una alianza con PayPal, que actúa como pasarela de pago integrada. De este modo, la búsqueda conversacional, las recomendaciones inteligentes y el proceso de pago quedan unificados en un mismo entorno. La funcionalidad, disponible inicialmente en Estados Unidos, plantea un recorrido simplificado: el usuario describe lo que necesita, la IA identifica las opciones relevantes, presenta la información clave y, si el usuario lo desea, la compra se gestiona en ese mismo flujo.
Cómo funciona la experiencia de compra con IA
El funcionamiento está pensado para resultar lo más directo posible. El usuario formula una necesidad concreta —por ejemplo, “unos auriculares con buena cancelación de ruido para viajar”— y el sistema responde con una selección de productos vinculados a esa petición.
En la respuesta se incluyen especificaciones técnicas, comparaciones entre modelos y reseñas destacadas, presentadas en lenguaje natural y con contexto suficiente para entender las diferencias entre las opciones. Si alguno de esos productos se encuentra disponible en comercios que operan con PayPal o Venmo, la compra se puede finalizar con unos pocos clics, sin abandonar Perplexity. Así, la IA no se limita a sugerir alternativas, sino que pasa a ejecutar parte del proceso de compra.
Ecommerce conversacional: menos fricción, más intermediación
Con este movimiento, Perplexity se adentra en un espacio que tradicionalmente ha estado dominado por grandes plataformas de comercio electrónico, pero lo hace apoyándose en una tendencia clara: el ecommerce conversacional.
En este modelo, la inteligencia artificial actúa como intermediaria integral entre la necesidad del usuario y el producto disponible en el mercado. El resultado es un recorrido de compra con menos fricción: se reducen pasos intermedios, se simplifica la búsqueda y el proceso se asemeja a hablar con un asesor que, además de informar, permite comprar de forma inmediata. La combinación de motor de búsqueda y escaparate inteligente apunta a transformar la forma en que descubrimos y adquirimos productos.
Ventajas, dudas y riesgos para el usuario
La propuesta de Perplexity no está exenta de interrogantes. Junto con la promesa de comodidad y rapidez, aparecen preguntas relacionadas con la transparencia del sistema. Entre ellas, algunas especialmente relevantes:
- ¿Se priorizan determinadas marcas o productos frente a otros?
- ¿Hasta qué punto las recomendaciones son objetivas?
- ¿Cómo se protege al usuario frente a posibles sesgos en los resultados?
También entra en juego la privacidad. Un asistente que conoce con detalle los intereses de consumo de una persona acumula un volumen de información sensible sobre hábitos y preferencias. Al centralizar en una única interfaz la búsqueda, la recomendación y el pago, se alcanza una eficiencia notable, pero también una concentración de poder que conviene observar con cautela.
La carrera por la IA transaccional
La integración de compras en Perplexity no es un movimiento aislado. Otros actores del sector, como ChatGPT, han presentado herramientas con una lógica similar, orientadas a convertir la interacción con la IA en un punto de partida para transacciones reales.
El modelo basado en “preguntar y leer” evoluciona hacia un esquema de “preguntar y actuar”, donde la respuesta no es solo informativa, sino operativa. En este escenario, las plataformas compiten por convertirse en el gran intermediario digital entre usuarios y servicios, y cada nueva función transaccional se convierte en una pieza estratégica en esa carrera.
¿Hasta dónde queremos delegar nuestras decisiones?
Más allá de la innovación tecnológica, esta evolución plantea una cuestión de fondo: ¿en qué momento hemos empezado a delegar decisiones de consumo en sistemas automatizados? Contar con un asistente capaz de buscar, comparar y comprar por nosotros puede ser extremadamente útil e incluso liberar tiempo y esfuerzo.
Sin embargo, también implica ceder parte del control. Cada nueva función que asumimos como cómoda va moldeando nuestros hábitos. La IA no solo resuelve problemas concretos; poco a poco contribuye a definir cómo compramos y qué entendemos por una experiencia “normal” de consumo digital. El verdadero desafío podría no estar en lo que estas plataformas son capaces de hacer, sino en hasta qué punto estamos dispuestos a permitir que actúen en nuestro lugar.
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